miércoles, 4 de agosto de 2010

¿De qué hablár con tus amigos cuando estás entonado y entrás en confianza?

¿De qué hablár con tus amigos cuando estás entonado y entrás en confianza?

vino

Porque beber es para conocerse, a sí mismo y a los demás. O mejor dicho, beber es para divertirse, y lo divertido es conocerse. La segunda botella de vino supone que la reunión ya entró en fase de inmersión, en zona de profundidades. Las cosas se hacen más íntimas, los individuos se aproximan espiritualmente. Ya lo explicó Nietzsche: el espíritu no es lo otro del cuerpo, es el cuerpo más poderoso, capaz de captar el sentido de las cosas, el cuerpo que quiere vivir, el cuerpo embriagado de vida.

Al empezar la segunda botella hay más confianza, digamos, uno es más espontáneo, más auténtico, salen a relucir las cualidades no generalmente visibles, la intimidad reina. La energía fluye de un lado a otro. Es un momento soberano.

Generalmente se charla. Sí, cabe que en el correr de la bebida se desarrollen otras actividades (hay un grupo de amigos en Palermo que en esas noches de comunicación, después de comer y beber, salen a caminar por el lago grande de Alcorta y Pampa, a mirar la oscuridad), pero lo más esperable es la relación verbal. Alguien va a sugerir aquí, haciéndose un poco el canchero, que es el momento de desplegar sexo grupal, pero yo no le creería mucho… no digo que no haya nada de eso, digo que se habla más de lo que se hace.

Ese momento de incremento de la cercanía puede aprovecharse. Uno puede dejarse llevar por cualquier cosa, y es legítimo y perfecto, el rio del momento se encauza solo. Pero también uno puede tener una buena idea a mano, un recurso, para encaminar esa conversación hacia investigaciones interesantes. Porque como bien dijo Borges, el abstemio (parece que tomaba poquito y listo), una buena conversación es una investigación compartida. Aquí algunas propuestas para que la cercanía derive hacia el crecimiento de la amistad.

Propuestas:

1. El despliegue metódico y organizado de la investigación de algún tema de interés compartido. Organicémonos. No dejarse llevar por la flotación de la atención sino proponer con iniciativa una cuestión a considerar. Muchas veces esto degenera en discusión: lo mejor sería aprovechar para indagar juntos, más que para pelearse (ojo que el alcohol es peleador, eh). Temas sugeridos: si es cierto que las mujeres quieren otra cosa de los hombres de la que quieren los hombres de las mujeres; si hay una manera de hacer política divirtiéndose al mismo tiempo, si el sentido de la vida es universal o personal…

2. El crecimiento. Qué cada uno diga cuál es su paso de crecimiento de ese momento. Todos estamos creciendo siempre -si la vida funciona- y pensar el momento evolutivo es genial: despierta, apasiona, motiva. En la reunión puede armarse una sana complicidad solucionista, una visión que ayude a cada uno a superar los temas en los que está trabajando su crecimiento.

3. Hablar de “nosotros” (sea el plural una referencia a la pareja o a las amistades). Contar que sienten los unos por los otros, pero sobre todo a partir de la premisa “qué me gusta de vos” o de ustedes. No de la premisa “te voy a decir lo que detesto de vos” porque se arma un quilombo total, y la marcación crítica no ayuda a desarrollar el amor, lo aborta.

4. Secretos. Quiero aprovechar para contarles algo que no le dije a nadie. Mierrrda. Conversación más difícil, pero es posible que alguien la aproveche para liberar demonios ocultos y a partir de allí sentirse más feliz. Además hay muchas cosas secretas que parecen tremendas pero puestas a la luz del día se hacen chiquitas. O a la luz de la noche. O a la luz del vino.

5. Planes. Es el momento de contar un proyecto y pedir apoyo. Repito: apoyo, no críticas. La crítica no hace avanzar un proyecto, ni hace avanzar nada. Lo que se necesita es apoyo y aportes. Los señalamientos que hubieran salido críticamente hay que formularlos como aportes creativos. Cuando uno cuenta sus proyectos les insufla fuerza.

6. Explorar un período de nuestra vida. ¿Cómo fue para vos la infancia? ¿Te pegaban, como a mi? ¿Te quemaban con un cigarrillo encendido, como a mí? ¿Te abandonaron, como a mi? La infancia siempre es un tesoro de lindos momentos para recordar, y comparar infancias resulta revelador (en la universidad de Noruega se está desarrollando la carrera de Infancias Comparadas).

7. Relevamiento de lecturas. Que cada uno diga qué está leyendo. Sí, a muchos les puede parecer una opción culturosa, pero dependiendo del estilo de las personas puede resultar bien. A mi me interesa que mis amigos me cuenten los libros que leen y qué cosas les hacen pensar, porque en vez de hacerse los cultos simplemente hablan de cosas interesantes.

Después me cuentan.

Por Alejandro Rozitchner

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